Hace tanto tiempo que no retomo este
espacio que no sé si debería dar una explicación a no sé quién aún ande por
estos lados revisando mis ocurrencias. Pero resulta que por cosas de la vida,
alguien dio con este espacio y me contactó y dijo lo mucho que lo disfrutaba.
Le dije como siempre, que ya tengo mucho que no escribo y que pronto pensaba
retomarlo… He dicho eso tantas veces que ya ni yo me lo creía, así que me
propuse realmente volver a retomar estas narraciones. Pero… de qué carajos voy
a hablar? Del viaje al Salvador, de mi ex situación amorosa, de mi vuelta al
Salto Anacaona, del accidente del año pasado cuando me abrí la cabeza?
Demasiadas cuestiones me llegaron a la
cabeza, así que me dije… “No siapure mi querido coyote… antes de mañana, algo
se le ocurre”… Para desgracia de mis gracias… así fue…
El pasado Miércoles 4 de Mayo del
corriente año electoral y luego de tirarme al menos 4 capítulos de la serie
House. [Veo tantos últimamente que ya me paro cojeando de la cama] Me dan las
8:30 de la noche y decido subir a cumplir con mi rutina de ir a cenar a casa de
mi matre.
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Mis hijos bañando a Trueno Blanco |
Como recientemente vendí a mi adorado
Mariano, solo me queda mi fiel corcel de hierro [plástico made in japan]
“Trueno Blanco”, procedo a ponerme mi súper casco protector, mi protectora
chaqueta de…. Algodón y mis Converse… Toda una armadura para evitar situaciones
como las de hace un año [que no sé si narraré].
Y así salgo raudo y veloz mientras pienso
en el camino que debo ir a jugar el loto, porque así me puedo comprar la casa donde
vivo que me gusta mucho, voy recordando que ya está alto y van a ir soltando
poco a poco, voy viendo las luces de las calles, las estrellas del cielo, el
color del pavimento y la motorista que no me está viendo a mi… ahí se juntó todo… vi luces, cielo,
pavimento, motores por los aires, hombre por el suelo y por último estrellas,
muchas estrellas.
El último rebote lo dio mi cabeza contra
el pavimento y lo primero que hice fue agarrarme la cabeza y comprobar que
donde estaba mi mano hubiera casco y no sangre. Comprobado este hecho, me fui a
poner de pie y cuando apoyo mi pierna derecha, suelto una mala palabra que creo
que tengo que ir a confesar. Entre la planta del pie y los dedos sentí que me
habían metido un tizón. Me acerco a la orilla de la calle mientras escucho una
voz familiar que me vocea… MELVIN, ESTAS BIEN!?
Resulta que el accidente fue con una
querida amiga mía que se transportaba hacia su casa con niña en el motor… Con
una vocecita como del Alfa, solo puedo decir…
“y fuiste tú?, están bien?” confirmado el bien estar de ellas; aprieto
dientes, puños, ojos y asterisco para aguantar el dolor mientras se acercan los
pasantes a asistir y preguntar si quiero una bola para el hospital.
Conociendo que mi debilidad ante el dolor
pronto me dejaría sin sentido, les digo que si el motor arranca, yo me puedo
ir… descubrimos que el golpe fue sobre la palanca de los frenos, que se torció
y se metió debajo del estribo, bloqueando la rueda trasera. Para liberarlo,
otro motorista le metió el pie y la enderezó y aunque el otro estribo estaba
doblado, así arranqué lo más rápido que pude y llegué a casa de matre.
Entro el motor y subo a todo lo que puedo
hasta la sala, ella se queda viéndome mientras cojeo y me pregunta que qué me
pasó ahora [ya es costumbre que llegue estropeado] le digo que choqué en el
motor, pero que no se preocupe, que sólo fue en el pie, que no tenía nada más.
Como era de esperarse, se preocupó, pero al ver que realmente no tenía nada
más; la atención de toda la casa se puso sobre mi adolorido pie.
En ese momento, mis hijos y sobrinos que
observaban la escena, entraron en discusión sobre de qué color era realmente mi
rostro… Verde! Gritaba uno, Amarillo! Reponía el siguiente… Blanco! Corregía el
otro… a razón de mi matre fue que fui cambiando entre uno y otro.
Ahí vinieron las filosofacionancias sobre
hacia qué centro de salud debíamos dirigirnos, si al público, al privado o
salíamos directamente para Santiago y nos ahorrábamos la escala. Ganando la
última opción y con un paracetamol de 750 funcionando, decidimos salir para la
clínica Corominas, donde continuarán los aconteceres de este otro divertido
capítulo de mi vida.
Continuará...
...Cø¥ôTë...
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